Caganer Pinocho

Cada vez que un niño miente tiembla ante la posibilidad de ver cómo su nariz crece y le delata irremediablemente. La culpa de este pánico viene dada -ni más ni menos- que por una marioneta de madera con cierta tendencia a ocultar la verdad y con una nariz chivata que, a modo de castigo, se alargaba sin miramientos y lo dejaba en evidencia. A pesar de sus guadramañas de Pinocho, tanto el muñeco como su padre y carpintero Geppetto caen bien, algo parecido a la picaresca simpática que despierta el caganer. ¡Seguro que este par de figuras serían muy buenos amigos, ya sea en Italia o en Cataluña!